Una escultura gigante, viva, mutable, que reflejará las reflexiones, incertidumbres y sentires de la ciudadanía sobre la nueva realidad que experimenta después de la pandemia, se construye actualmente en las instalaciones de LABNL. Lab Cultural Ciudadano de Conarte.
Dicha escultura se titula Abrazo entramado y es un proyecto colaborativo realizado con materiales reciclables, con el cual se busca abrazar a la ciudad a través de un par de brazos de tela repletos de retazos, bordado y tejido hecho por la ciudadanía.
La pieza está inspirada en el arte de arpillera chileno desarrollado a inicios de la dictadura militar de los años 70. La arpillera tradicional representa escenas y paisajes de vida cotidiana de las madres de personas desaparecidas en Chile.
La escultura Abrazo entramado se conformará de un par de brazos de 18 metros de largo, unas manos de 1.6 metros y 40 centímetros de diámetro, las cuales se colgarán a una altura de 2.5 metros. La estructura será sostenida por seis soportes.
El proyecto es creado e impulsado por la artista chilena Tere Chad y la académica, activista y creadora textil Cordelia Rizzo, durante su residencia en LABNL, colaborando con creadoras textiles locales como Cavidad Visceral y la plataforma curatorial Conflict Textiles de Irlanda del Norte.
Igualmente participa el proyecto curatorial La Cresta (Abril Zales), la Licenciatura en Diseño de Interiores de la UDEM y el programa de LABNL, como lugar de encuentro idóneo para el diálogo y la co-creación ciudadana.
La escultura, que se instalará en la Explanada Cultural LABNL, será inaugurada el miércoles 6 de abril a las 7 p.m., con entrada libre. La ceremonia será transmitida a través del Facebook de Conarte.
Como actividad previa, se realizará una mesa de diálogo abierta al público con la participación de las artistas Tere Chad, Cordelia Rizzo, Miriam Medrez, Carmen Lazo de Cavidad Visceral, y Abril Zales, curadora de La Cresta, el viernes 1 de abril a las 7:00 pm, en LABNL, Lab Cultural Ciudadano, ubicado en su sede del Antiguo Palacio Federal, en el Centro de Monterrey.
Cómo surge el proyecto
“Todo surge a principios de la pandemia cuando Roberta Bacic, curadora de Conflict Textiles de Irlanda del Norte, se pone en contacto con nosotras y nos plantea realizar este proyecto. La arpillera es una técnica tradicional de bordado textil de Chile, y creo que también existe en Argentina y Perú; básicamente es una técnica que nace de la pobreza, porque se realiza con materiales muy básicos”, manifestó Tere Chad.
“La arpillera se re contextualiza en un contexto político, porque durante la dictadura de Pinochet, cuando despareció gente, había mujeres que la Iglesia les dio un lugar para poder procesar la pena, la rabia y la angustia y comenzaron a bordar con los materiales más baratos que tenían, que era el saco de papa o yute, como se le llama en México y empiezan a utilizar la ropa de los detenidos desaparecidos y esas arpilleras las empiezan a exportar y de alguna forma llamó la atención a nivel internacional de la situación que estaba pasado en Chile”.
“Fue una manera en la que las mujeres pudieron ingresar dinero para el sostenimiento de sus familias y adquirir otro tipo de confianza en una sociedad muy tradicional, que relegaba a las mujeres al rol doméstico y con esto estamos honrado, y revalorando el trabajo doméstico, como una posibilidad de arte a gran escala, con complejidad conceptual, y que surgió de esa lucha y de ese contexto tan difícil”, añadió Cordelia Rizzo.
Un largo proceso
“Cordelia y yo nos reunimos y comenzamos por compartir los temas de interés. Teníamos claras dos líneas de desarrollo, una era trabajar el concepto de la arpillera, re contextualizar la arpillera desde un lenguaje contemporáneo y le planteé la idea de cómo la arpillara puede pasar de un formato bidimensional a uno tridimensional”, manifestó Chad.
“Por los tiempos en que nos conocimos, decidimos trabajar con el concepto de la pandemia, entonces empezamos a pensar qué nos produce la pandemia, porque había también una alienación con la manipulación de los medios y una generación de miedo en la sociedad, miedo de volver a juntarse, siendo que nuestra naturaleza se basa en la idea de socializarse y allí es donde nace la idea de generar este abrazo entramado”.
Luego, dijo la creadora, se planteó el proyecto a LABNL y gustó porque cumple con las condiciones, los objetivos y los lineamientos que esta dependencia está buscando, porque es un proyecto participativo que aborda una temática del contexto actual y en el que muchas personas se pueden incorporar.
“Además, la idea es simple y puede entenderla todo tipo de público, pero que también tiene una emotividad y profundidad por la cual todos podemos sentir una cierta empatía.
“En noviembre del año pasado fue planeación para definir cómo gestionar el proyecto y la realización de las sesiones de prototipado y talleres. Luego iniciamos una segunda etapa que consistió en una campaña de reciclaje para recolectar los materiales que se están utilizando ahora para generar la escultura; recolectamos todo tipo de telas, textiles en desuso y ropa usada. A la fecha hemos recolectado alrededor de 2 mil piezas”, manifestó Chad.
“Luego, a mediados de marzo, entramos a una tercera etapa que consiste en la gestión de las sesiones de prototipado; se lanzó una convocatoria abierta a la cual respondieron nueve colaboradores de diferentes edades y perfiles”.
Ya instalado el grupo de colaboradores, apuntó, se soltó la idea para generar la pregunta que iba a guiar el prototipo. Y la pregunta que surgió fue, cómo recuperar lo descartado para reencontrarnos en un abrazo, un cuestionamiento que reunía todos los conceptos que surgieron en las dinámicas grupales.
El siguiente paso, dijo, fue generar el patrón del prototipo.
“Salimos a la explanada cultural y se eligió una palmera. Después, nos dimos a la tarea de diseñar cómo responder a esta pregunta; hubo gente que hizo bosquejos y dibujos, bordaron cosas, otros realizaron prototipos con plastilina”, explicó.
El diseño de la experiencia
“Ahora, la cuestión es cómo invitar a la interacción con la pieza. Quedarán del público los bordados, la parte gráfica de la arpillera, escenas, conceptos, bordados con retazos que se cocerán a la estructura. Entonces, cómo asegurar un espacio de participación amplia y creativa en el espacio público y cómo indicar a las personas cómo pueden interactuar con ella”, manifestó Rizzo.
“Debemos establecer estos lineamientos entre todos, de lo que queremos que la gente haga con la pieza, de lo que nosotros queremos se lleven y agreguen a la pieza. La idea es buscar otras formas en que la comunidad se pueda integrar para analizar a nivel teórico la idea de la aportación del espacio público con una actividad comunitaria”.
“Estamos aspirando a generar una interacción en las redes sociales para entablar esta conversación de la idea del abrazo entramado y de la importancia del arte textil en la Ciudad de Monterrey”, expresó.
“Se habla de arte textil, pero se le relega como un espacio muy invisible, sobre todo cuando es artesanía realizada por mujeres. Además, hay producción textil fuera de los circuitos del arte tradicional, que no está recibiendo la atención que merece y las potencialidades del arte textil son las mismas o más que las de cualquier otro dispositivo escultórico o visual”.
Por ello, dijo, se invita a la gente a participar, a traer sus bordados para enriquecer la pieza.
Cordelia Rizzo académica, activista y creadora textil de Monterrey, reside actualmente en Chicago. Su trabajo textil nace del activismo con la iniciativa Bordando por la Paz que explora la relación entre hacer piezas y la relación afectiva entre quien elabora, los materiales y el espacio-territorio en el que las piezas se experimentan.
Tere Chad es artista y curadora chilena que reside en Londres y su investigación artística está estrechamente enfocada en la promoción de prácticas sustentables, la reconexión con nuestra tactilidad y la cultura latinoamericana.
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